Tabla de contenidos
Un trío de tres mas uno: el consolador anal
Después de mucho tiempo hablando y analizando los pros y los contras con mi pareja. Decidimos seguir experimentando sensaciones nuevas. Cuando por nuestras mentes pasa una idea que promete, simplemente no hay vuelta atrás. La decisión ya estaba tomada, sin embargo no sabíamos quien sería el tercer integrante hasta que decidimos que la persona que gozaría una tarde de placer junto a nosotros, sería de sexo femenino.
Una vez estando completamente seguros del desafío que queríamos llevar a cabo comenzamos a realizar los contactos pertinentes, hasta encontrar a la afortunada, acto seguido fijamos el lugar, la hora y las condiciones. Nuestros corazones latían a mil.
Cuando llego el día del encuentro me encontraba algo nerviosa, pero la confianza que hay con mi pareja es tan grande que puede solo ser comparable con el planeta Júpiter así que los nervios desaparecieron en cosa de minutos, y seguimos adelante.
La muchacha que elegimos con mi pareja llegó con ropa muy ligera
Y bastante provocativa, vestía una mini falda blanca de una sola pieza, abajo un colaless casi imperceptible y arriba no llevaba sujetador, de cabello rubio y estatura media. No obstante yo no me quedaba atrás, vestía una minifalda tableada negra, un portaligas con sus respectivas ligas negras y ropa interior ni hablar. Para no ir directo al grano comenzamos con un juego de mesa sexual, el cual teníamos que quitarnos prendas, hacer mamadas, masturbaciones, entre otras cosas. De esta manera el ambiente se fue haciendo cada vez más candente y la confianza a esas alturas, sobraba.
Luego cuando ya el ambiente ardía como nunca, a causa del juego nos encontrábamos bastante ligeros de ropa y mi culo pedía a gritos alguien que se ocupara de el, algo que llamo profundamente mi atención es que nunca había estado tan mojada.
Posteriormente la muchacha se abalanzó hacia mi novio y comenzó a besarlo tan fogosamente que su pene se manifestó en pocos segundos, no pude resistirme ante tamaña tentación por lo que comencé a mamársela como si el mundo acabase en unos pocos segundos. Él se encontraba muy extasiado, y su mirada era casi como la de una persona poseída lo cual me calentaba mucho. Luego el comenzó a penetrarla como desenfrenado y puse mi coñito mojado en la boca de nuestra amante, acto seguido comenzó a lamerme más y más, yo sentí que desfallecía del placer. Pero la cosa no llegaba hasta ahí… me levanté abruptamente y me dirigí hacia mi bolso donde se encontraban mis pertenencias, mi novio y la nueva integrante siguieron en lo suyo aunque noté que les causó cierto grado de curiosidad, ya que, me miraban ante tal reacción mía.
El juguete sexual que nos volvió locas:
Dentro de aquel bolso, extraje un vibrador anal que había comprado hace unas semanas atrás. Por cosas de la vida, estaba como nuevo y pensé que no habría mejor momento para usarlo que el que se presentaba delante de mis ojos. Mientras mi novio seguía penetrando a la joven, me puse delante de ella y le mostré mi culo, le entregue el vibrador para que penetrara mi ano y mi vagina, señal inequívoca de querer que lo estrenara en ese mismo instante, en ese momento y sin dudarlo, lo introdujo el consolador anal dentro de mi vagina que mas lubricada no podía encontrarse. Entre el éxtasis de una nueva experiencia haciendo un trío y a la vez con un juego erótico ya culminado. Mis hormonas se encontraban completamente revolucionadas, provocándome uno que otro espasmo de placer.
Por si fuera poco y sin haber tenido suficiente, mi novio comenzó a penétrame por el culo mientras la muchacha se masturbaba frente a nosotros usando el vibrador, se notaba que era nueva en esto de usar juguetes sexuales, aun así, estaba como loca y gemía como una puta. Cuando mi novio ya no daba más del placer, nos obligó acercarnos a ambas y sugirió que le hiciéramos sexo oral, oferta que no podía ser rechazada por nosotras, el resultado es que en cosa de minutos eyaculó dentro de nuestras bocas. El hecho de ver aquella mujer llena de semen de mi novio me dieron unas ganas enormes de besarla y ella me lo respondió a primeras, intercambiando así el fluido del amor tan apetecible.
Finalmente ya muy satisfechos todos, le dimos fin a nuestra experiencia en que los cuatro quedamos exhaustos, incluyendo el vibrador anal ya que las pilas terminaron por agotarse.