Tabla de contenidos
Era el día de mi cumpleaños y estuve toda la mañana ansioso. Mi novia me prometió algo «especial» para la noche y la curiosidad no me dejaba en paz en ningún momento; de pronto un mensaje llega a mi teléfono: «ya tengo todo preparado, falta que llegue la noche. TE AMO»
Eso aumento aún más mi curiosidad y miraba todo el día el reloj, como si al mirarlo haría que la hora avanzara más rápido. Llego la noche y tome el auto para partir lo mas rápido posible a casa con las ansias de descubrir «mi regalo». Me espero con una romántica cena a la luz de la vela y una comida exquisita, después de descansar un momento y comentar el día, me dijo: «y ahora en la habitación se viene lo mejor» de solo escuchar eso, mi piel se erizo completamente y una erección bastante notoria se marcó en mi pantalón, ella lo noto de inmediato y le hizo un cariñito para dejarlo aun con más ganas mientras ella me guiaba hacia el dormitorio.
Al entrar vi el cuarto iluminado solo con la luz de la vela, sería lo único que vería en ese rato ya que me vendo los ojos al entrar. Lo primero que sentí al tener los ojos vendados fue un beso húmedo en mis labios, muy húmedo y caliente, que de a poco fue bajando por mi cuello mientras sus manos encontraban lo que había en mi entrepierna. Sin sacarlo de mi pantalón empezó a masajearlo mientras seguía besándome fogosamente el cuello; cuando intente tomar sus caderas rápidamente saco mis manos y me dijo: «no, no.… en este momento no puedes hacer NADA», eso me hizo prender aún más y me resigne a la deliciosa incertidumbre. Los besos cada vez empezaban a ser más pasionales y eso nos excitaba a ambos.
Cuando rompió mi camisa supe que algo iba a ser diferente aquel día:
De pronto abre con fuerza mi camisa dejando tan solo un par de botones en ella y empezó a pasar su boca en mi pecho, con insinuación de bajar; cuando llego a mi pantalón empezó a sacar con rapidez el cinturón y a bajar el cierre para dejar salir mi pene que a esas alturas se encontraba durísimo. Mientras seguía bajando el pantalón se lo metió a la boca profunda y lentamente, como saboreándolo… una vez que saco por completo el pantalón lo tomo con una mano y empezó a hacerme sexo oral lentamente mientras con su otra mano jugaba con mis testículos; a veces lo chupaba con frenesí y otras con dulzura y ese cambio de ritmo era exquisito.
Seguido de eso me tumbo en la cama de espaldas para seguir con su realmente excitante labor y note que solo me masturbaba con una sola mano mientras lamia mi pene. En un momento dejo de lamerlo y solo me masturbaba, para sentir como mi cuerpo reaccionaba y como los gemidos salían de mi boca en forma inconsciente, mientras me masturbaba empezó a lamer mis testículos de forma lenta pasando su lengua hacia arriba, sin dejar de masturbarme al cabo de un rato me chupaba los testículos de una manera deliciosa. En un momento me dice: «está bien, ahora te mostrare el regalo de cumpleaños que compre para ambos» y al sacarme la venda me di cuenta que en su vagina se encontraba incrustado un consolador con forma de pene, el que hacía que estuviese muy mojada (ahora entendía por qué solo sentía una sola mano, ya que mientras me hacía sexo oral jugaba con su consolador anal) por un momento se masturbo con el juguete anal ante mis ojos, para mi excitación, para ponerme aún más caliente de lo que estaba. Hasta que me dijo: «ahora quiero sentir uno de verdad» y se sentó sobre mí para cabalgarme.
Con la sola entrada de mi pene, un gemido me hizo darme cuenta que había acabado, la excitación era tremenda y para no perder eso, comencé a penetrarla muy rápidamente mientras seguía teniendo un orgasmo muy ruidoso, con la fluidez de mis penetraciones y la profundidad hizo que nuevamente tuviera un orgasmo y sus gemidos eran cada vez más fuertes, se notaba lo caliente que estaba y me pedía que parara, pero su cuerpo seguía moviéndose para recibir todo mi pene dentro suyo.
Era la primera vez que probábamos sexo anal:
Aunque a veces nos habíamos planteado probar consoladores anales o vibradores anales nunca antes ella se atrevió a usarlos y yo tampocó insistía aunque era una de mis fantasías. Por un momento me detuve y lo saqué para meterlo lenta y suavemente, para que sintiera cada centímetro entrando en ella; una vez todo adentro ella misma comenzó a moverse con locura hasta hacerse acabar, estaba muy excitada y eso lo demostraba su entrepierna mojadísima, la cual empecé a lamer mientras ella chupaba su consolador anal. Tome yo su nuevo juguete y empezó a meterlo de a poco en su ano y cada vez más rápido, mientras ella se retorcía de placer en la cama y me pedía que siguiera, lo sacaba a veces , después seguir penetrándole mientras ella misma jugaba con su clítoris. Abrí sus piernas y ahora la penetré, pero con mi pene y eso la hacía gemir de placer. Se dio vuela, apoyando sus pechos en la cama y levantando su culito que abría con ambas manos, tomé el consolador y lo introduje en su culo mientras ella chupaba mi pene con desesperación, entre gemidos y exclamaciones de placer. Nuevamente se subió en mi para cabalgarme, pero esta vez era con «algo especial». Tomo su juguete y empezó a introducirlo de a poco por su apretado culito, mientras yo hacía lo posible para penetrarla más profundamente.
Al final logró introducir el consolador anal hasta dentro:
Una expresión de dolor estaba en su cara, así que comencé a estimularla cada vez más, lamiendo sus pezones, jugando con su clítoris y penetrándola con el mismo ritmo hasta que su culito se acostumbró al ancho de su juguete anal y ya podía entrar con mayor facilidad, una vez acostumbrado al ancho en su estrecho agujero… puso mi mano en su juguete y me dijo: «ahora es todo tuyo mi amor» y comenzó a cabalgarme con frenesí mientras yo penetraba su culito con su consolador por un largo rato, hasta llegar al clímax sintiendo que me corría y ella gritando de placer, nos fusionamos en un solo orgasmo, ella tiritando de placer y yo corriéndome en su interior. Nos abrazamos y nos dimos un largo beso. Después de eso, ella tomo su juguetito y lo guardo bajo la almohada diciéndome: «espero que te haya gustado nuestro regalito».
Después de ese día hemos seguido jugando con consoladores anales, hemos probado diferentes plugs y cada vez la gusta más el sexo anal, fué un cumpleaños inolvidable y ahora los vibradores anales y todo tipo de juguetes forman parte de nuestros juegos sexuales.FIN